EN EL FRENTE AMPLIO PROGRESISTA


indignante caso de clientelismo político en santa fe

Cada uno de los bonos tenía un membrete impreso con la leyenda “Carlos Reutemann – Roxana Latorre. Senadores nacionales. Santa Fe Federal. Lista 501”. Y hasta ayer servía para canjearlo por una garrafa de diez kilos a mitad de precio. Los empleados de una distribuidora de gas de Rosario atendieron desde el lunes 6 de julio a las cientos de personas, hombres y mujeres, que acudieron a retirar el souvenir proselitista que el peronismo anti-K ofreció durante la última campaña electoral.



A casi dos semanas después del triunfo de Reutemann y de su compañera de lista se agotó el stock, ayer venció el plazo para pasar a cobrar, en especies, la fidelidad del voto peronista.

Con la entrega del bono y un adicional de 8 pesos, cada poseedor consiguió 10 kilos de gas, lo que una familia consume más o menos en un mes. De otro modo, el precio final de esas garrafas es de 16 pesos por unidad, si se la retira en el depósito, o 22, si es recibida en un domicilio particular. La rebaja de precio, a cambio del bono con el encabezado de Santa Fe Federal, fue confirmada a este diario por empleados de la empresa autorizados a hacer el truque.

“¿Acá reciben los bonos? Venimos de la zona norte, de Parque Casas. Acá está el papelito y mi documento”, se presentó Marcela, en la sucursal que la firma Hipergás posee en Cafferata 3446.

–¿Quién le entregó ese bono? –preguntó Crítica de la Argentina.

–Un muchacho que ayudó a hacer la campaña, que movilizó a la gente para ir a votar y todo.

–¿La campaña de quién?

–De Roxana Latorre, ¿ves? Acá dice.

Los empleados no preguntaban. Desde el lunes pasado se habituaron a vender no menos de 70 unidades diarias en cada una de las tres sucursales, con esta metodología que denominaron “garrafa social”. “Ayer se vendieron 180 y hoy no sabemos, pero es el último día”, contaron. Sobre la vereda, un racimo de personas llegaba para llevarse la garrafa electoral haciendo equilibrio sobre bicicletas y ciclomotores.

La escena se repitió a lo largo de la semana en las filiales que la distribuidora posee en Rosario: en Cafferata al 3400 y en Avenida Circunvalación (25 de Mayo) al 4200, en la zona sur, y en Vélez Sarsfield 7266, en el noroeste. El volante ofrecía “la carga de una garrafa de 10 kilos, presentando este bono más ocho pesos en efectivo (...). Válido hasta el 11 de julio”. Y dejaba un espacio para completar con el nombre, domicilio y DNI del beneficiario.

El viernes a la tarde, un vecino del Oeste rosarino quiso saber cómo podía participar de la promo Lole y llamó a la sucursal Hipergás de Circunvalación.

–Hay tiempo hasta mañana, señor.

–Sí, pero adónde reparten al bono, porque a mí me contó un vecino.

–Ah, no sé. Eso es de la política, del reutemismo. Creo que lo daban en las unidades básicas. Esos de Santa Fe Federal, según dice en el bono.

–Pero entonces habrá sido por las elecciones nomás.

–Calculo que sí. Vence mañana: es el bonito y ocho pesos por una garrafa de 10 kilos. Si no, son 16 pesos.

A pesar de que los bonos llevan en su encabezado el nombre de los dos candidatos a senadores de Santa Fe Federal, nadie en el entorno de Lole quiso hacerse cargo de la jugada proselitista. Sus allegados le aseguraron a este diario que el ex piloto de Fórmula Uno “nunca repartió garrafas”. Al mismo tiempo, señalaron que Rosario, la ciudad donde se desarrolló el voto garrafa es un territorio donde tiene más influencia la senadora electa, Latorre.

Lejos de hacerse cargo, en la cuna del Monumento a la Bandera el reutemismo le apuntó al socialismo. “Esto parece una joda. No tuvimos ni un peso para hacer campaña. Además, hacer una cosa así y firmarla atenta contra la inteligencia”, se atajó el diputado electo Daniel Germano. Por su parte, Reutemann y Latorre nunca respondieron a los llamados telefónicos que les realizó este diario.

Ayer, a pesar del aire helado de las 9 de la mañana, Nora llegó puntual con su marido. “A mí me lo dieron en una unidad básica de la calle Constitución, entre Saavedra y bulevar Seguí. Había ido para anotarme a ver si me daban la tarjeta, pero me dieron el bono y me anotaron porque a lo mejor también me dan un bolsón”, calculó.

–¿Se lo entregaron antes de las elecciones?

–Sí. No hubo que firmar nada, sólo agarrar el bono, llenar con mis datos, y venir a buscar la garrafa si ganaba Reutemann.

–¿Y si perdía qué pasaba?

–¡Ja! Ahí no sé qué pasaría. Capaz que no nos daban nada –terció el esposo de Nora, juntos montaron el botín sobre la bicicleta y se alejaron contentos.

Mario, herrero de oficio y changarín por necesidad, lo tomó con pragmatismo: “Sí, me dieron el cupón y también el voto. Yo lo agarré, pero después hice la mía. Después, uno lo votaba si quería. Son todos iguales. También prometieron que iban a dar un plan, pero que iba a estar dentro de un año. Imaginate que tenía que gastar seis pesos en fotocopias para llenar la solicitud y sentarme a esperar. Con esa plata me compro un kilo de carne, antes que esperar un año”.

–¿Y esta garrafa cuánto te dura?

–Y... un mes tiramos. A caballo regalado...

Fuente: criticadigital.com.ar

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